Me pregunto,
desde hace tiempo, y casi obsesivamente, cómo es que supiste de mi existencia,
porque es incuestionable que en todas las canciones de Amazed at the ocarina upside down se habla, aunque sea en un breve
pasaje, sobre mi persona. A veces es tan solo una palabra en un verso, otras
veces la alusión es más incuestionable, y toda una estrofa está dedicada a mí,
pero el hecho es que necesito saber de dónde me conoces, querido Zimmerman;
cómo supiste que yo era tu más fiel e incondicional fan.
Podrás pensar
que estoy loca, que alucino al pensar que has hecho referencias a Fancy
Eagleton en tu último disco. Porque, ¿quién es Fancy Eagleton? ¿A qué autor que
quiera que sus productos sean escuchables y, sobre todo, vendibles se le
ocurriría hablar de una simple chica de dieciséis años, cuyo único logro es ser
la mesera con el trasero más tocado de toda la West Coast?
Sí, puede que
tengas razón al pensar que estoy loca, pero voy a poner algunos ejemplos para
ilustrar lo que digo:
1) “A ella le gusta ser tocada por las manos del
mal”, es un mensaje directo hacia mí, o hacia mi trasero, que en
definitiva, vienen a ser la misma cosa. Hace poco leí en una revista de
psicoanálisis que Freud decía que los objetos parciales pueden ser
considerados, en algunas ocasiones, como la representación de una totalidad. Mi
trasero soy yo, en última instancia.
2) “Así que todos seremos blancos del tiro”,
es decir, cualquier persona, sin importar su condición social o la marca de su
ropa interior, puede ser una musa inspiradora para Zimm (¡Oh, hermoso Zimm,
cuánto te amo, cuánto te amo!)
3) “Con la ilusión del juego que no encuentra
una ocasión”: es así como sigue el verso anterior. Sabes bien, Zimm, que
puede haber un “juego” conmigo, pero eres un cantante famoso, una persona
pública, y nuestro amor te hundiría en la deshonra. Las oprobiosas lenguas te
destruirían. Sin embargo, Zimm, te arriesgas a escribir este tipo de metáforas
para mí. Oh, Zimm, cuánto te amo…
4) “El viento esta vez no está de tu lado”.
¿Sufres por nuestro amor imposible? Sí, lo haces, porque sabes que el viento no
está de nuestro lado. Oh, pobre, pobre Zimm.
Creo que con
esta muestra analítica de versos dedicados a mí no hace falta seguir
insistiendo: Tú y yo estamos enamorados. No puedo esperar conocerte y que te
animes a decirme todo lo que sientes por mí. Solo quiero eso. No espero que
abandones tu fama ni tu música para estar conmigo; no… eso jamás podría pedírtelo,
sería muy egoísta. Pero me sentiría mucho más aliviada si me confirmaras mi
sospecha.
Sé que tú
recibirás esta carta, Zimm. Hasta entonces, seguiré llorando en mi cama,
escuchando tus canciones, y solo seré la chica con el trasero mas manoteado de
la West Coast.
Tu amor secreto…
Fancy Eagleton.
Traducción: Fabián Muniz
(*) - Texto aparecido en la edición del 14/VIII/2012 del 'Denver Post'
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